Los Dioses del Viento: Magia Aérea y Saber Antiguo

El viento fue dios antes que elemento: fecundó mitos, desató conjuros y separó el caos del cosmos. Esta es la historia mágica que la brujería moderna olvidó.


Ilustración esotérica de los dioses del viento según Arcane Domus

🜁 LOS DIOSES DEL VIENTO NO LLEVAN APELLIDO


I. CUANDO EL VIENTO ERA DIOS

¿Acaso el viento comenzó con Cunningham? No. Pero eso es lo que parece creer medio internet.

Buscas algo sobre magia y vientos, y lo único que encuentras son entradas de blog repitiendo —sin digerir— las mismas tres frases de Magia Natural. Es como si antes de ese libro no hubiese habido soplo alguno, como si los dioses del aire hubieran permanecido mudos hasta los años ochenta. Pues no, no les voy a dar así sin más el mérito, ni a él ni a la vieja bruja medieval de los menjunjes.

Porque el viento —lo sepas o no— habló mucho antes que nosotros.

En la Antigüedad, el aire fue el único de los elementos que se desdobló: aire común y éter, lo denso y lo sutil. Fue hálito divino, tempestad creadora, espacio sagrado. Está en los Oráculos Caldeos, en el Canto de los Cuatro Vientos de la Duodécima Dinastía egipcia (donde se describe un rito para robar vientos), en el pensamiento órfico como poder fecundante, en la Biblia como Ruah Elohim, aliento de la creación.

En la mitología maya, nórdica, azteca, babilónica, fenicia: el viento separa, ordena, fecunda, castiga. Es Tiamat desgarrada por la tormenta; es la Odisea con el odre que Eolo entrega a Ulises; es la voz que separa el caos del cosmos.

Y sin embargo, hoy, muchos quieren “usar” el viento sin saber qué tienen entre manos. Lo trivializan. Lo cortan y lo envasan en recetas. Quieren mover sin haber sentido. Pero en magia, como en arte, no se puede soplar lo que no se ha respirado.

Puedes consultar online la Teogonía de Hesíodo o La Odisea en traducciones académicas para profundizar en su visión del viento como potencia divina.

II. EL MIEDO A SABER Y LA DECADENCIA DE LA MAGIA

Una cosa ya habitual en los nuevos contextos mágicos —pero que aún me cabrea— es ver a gente que usa lo que desconoce con una arrogancia vestida de “desapego”. Quieren desvincularse de la tradición como si eso les hiciera más libres, cuando en realidad los vuelve más torpes. No buscan comprender: buscan atajos.

Y sí, pueden hacer rituales con viento, con runas, con la luna. Pero ¿qué es un conjuro sin comprensión? Un ruido hueco. Un disfraz.

Lo he dicho muchas veces: para romper las reglas, primero hay que conocerlas.

En la historia de la magia, uno de los puntos de inflexión fue el surgimiento del pensamiento griego. Hasta entonces, el ser humano era sirviente de los dioses, encadenado al destino. Pero con Grecia surge la Magia Heroica, donde el mago —el héroe— forja su destino y asciende.

Y ¿cómo no iba a usar ese mago todo lo que le ofrece el mundo para lograrlo? El viento incluido.

Como ya exploramos en el artículo sobre la magia que brota de la boca, todo conjuro sin comprensión es solo aire muerto.

III. EL AIRE SE LEVANTA: ANEMOI Y MAGIA AÉREA

En Grecia los vientos tenían nombre, rostro y voluntad. Los Anemoi eran dioses alados que regían los puntos cardinales y las estaciones. Su soberano era Eolo, "el ágil", guardián de la rosa de los vientos. Los romanos los llamaron Venti.

Había vientos benefactores —los hijos de Astreo y Eos— y vientos destructivos —los Thuellae, hijos de Tifón—. A unos se les ofrecían corderos blancos, a otros corderos negros. Porque con el viento no se juega: se negocia.

Y si sabes hacerlo, puedes aprovechar su fuerza como energía proyectiva: para mover, cortar, transportar o abrir caminos.

☉ El viento no es el Elemento Aire. Participa de él, lo encarna, pero tiene su carácter propio. Es Aire en la Tierra, como dirían los tántricos: Vāyu en Pṛthivī. Su energía es solar, directa, a veces masculina, a veces híbrida, pero siempre viva.

A continuación te ofrezco un cuadro con las correspondencias básicas (color, dirección, uso ritual, día favorable), pero que nadie se engañe: esto no sustituye al conocimiento simbólico. Si vives en el hemisferio sur, invierte las direcciones. Y si no hay viento, espera. O invócalo.

Hoy en día puedes usar apps para rastrearlo. O fabricar tu propia veleta. Pero nada de eso sirve si no sabes a quién estás llamando.

⟢ LOS VIENTOS SOMBRÍOS

Los Anemoi Thuellae —vientos de tormenta— eran invocados por los tempestarii romanos, y sus ecos llegan hasta los nubleros castellanos, figuras mencionadas en el Fuero Juzgo. No recomiendo trabajar con ellos salvo que tengas una razón poderosa y buena preparación. Son volubles, volátiles y poco confiables.

Pero existen. Y siguen ahí.

⟠ CIERRE

Y si alguna vez sientes que algo te ha rozado la cara sin razón…
no digas que fue el aire.
Di que fue el primero de los dioses.

✦ Si algo en ti ha vibrado al leerlo, quizás no sea casual.
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✦ No enseñamos magia. La devolvemos al cuerpo.

📚 Obras consultadas:
Homero, La Odisea

Hesíodo, Teogonía

Oráculos Caldeos

Cornelio Agrippa, Filosofía Oculta

Scott Cunningham, El Poder de la Tierra

Denning y Phillips, Sabiduría Mágica, vol. 2

Norman Kraft, Magia Ogdoádica

Glez. Alcantud y Lisón Tolojan, Aire: Mitos, Ritos y Realidades

🜁 De Magia y Otras Cuantas Cosas
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